viernes, 4 de julio de 2014

La Práctica del Anarquismo


¿Organización Anarquista o Anarquistas
 sin organización?

Las organizaciones informales: A principios del siglo XX. Un grupo de anarquistas rechazaban la creación de cualquier forma de organización, ya que producía Poder y jerarquía. Los anarquistas tenían que vivir sus vidas libremente, actuar en conjunción para problemas concretos, pero no montar grupos, sindicatos o ateneos. En el debate teórico y puesta en práctica de las ideas, los partidarios de la organización anarquista formal lo fueron por una serie de motivos.

El problema del Poder en los grupos informales sin estructura surge cuando crecen y cuando hay que pasar de la mera discusión a la acción, es decir, a tomar decisiones sobre determinados temas, y a difundir la información. Porque quien tiene la información que permite tomar las decisiones, puede hacer planes, diseñar estrategias y en la práctica tiene la dirección del grupo y muchas posibilidades de hacer que sus ideas prevalezcan. Esto es muy importante comprenderlo. Sin información no se puede ni decidir ni actuar.

El grupo sin estructura tiene también la desventaja de que a la hora de llevar adelante los acuerdos que se tomen, nadie está obligado a responder ante el grupo en general. No se pueden pedir responsabilidades, por la sencilla razón de que no está dicho en ninguna parte cómo se han de tomar las decisiones y teóricamente no hay Poder y cada cual puede hace lo que quiera. En resumen, quien lleva la iniciativa hace lo que le da la gana, aunque el resto del grupo pueda no estar de acuerdo.

Las Estructuras y Grupos Anarquistas.

Organización anarquista formal: Es la que tiene reglas de funcionamiento conocido. Ser conscientes de que el monopolio de la pureza no evita dirigentes por mucha ideología anarquista que tengan ha llevado a los anarquistas a crear reglas sencillas que tienden a evitar la aparición de poder coactivo y a limitar la actividad de los cabecillas. Las estructuras anarquistas son diferentes a las autoritarias. Se intenta que todo miembro del grupo, con independencia de horario de trabajo, aspecto físico o nivel intelectual, pueda participar en la vida social de la organización anarquista en igualdad de condiciones desde un primer momento.

El Grupo de afinidad: Los anarquistas se organizan normalmente en grupos pequeños, llamados grupos de afinidad, porque las personas que los componen se sienten identificadas unas con otras, y piensan más o menos de la misma forma. Pueden ser formales e informales. Estos grupos se componen de dos a diez personas más o menos. Si el grupo se hace demasiado numeroso, o hay enfrentamientos irresolubles, se divide y se forma otro. El grupo de afinidad es la célula básica de la organización anarquista.

 Organización asamblearia: La diferencia entre una asamblea y una reunión de grupo es que la asamblea está compuesta por mayor número de personas (entre 10 y miles). En la asamblea no opinan todos los participantes, por timidez, mala oratoria o falta de tiempo.

Los asistentes votan “sí” o “no” sobre un tema, que les es expuesto por la minoría de gente que habla. Hay mayoría y minoría, y la minoría está obligada en diverso grado a aceptar la decisión mayoritaria.

Las asambleas van precedidas de un orden del día, una serie de temas que van a ser tratados en ella. Dependiendo de quién tenga potestad de convocarla (el día, la hora y el lugar son muy importantes) el resultado será diferente.

El material de debate dependiendo de quién tenga la potestad de elaborarlo, habrá un resultado u otro, ya que es la información la que acota aquello de lo que se puede hablar. Los líderes asamblearios suelen invocar razones de oportunidad, y de eficacia para limitar el debate a aquello que a ellos les interesa.

Las asambleas se hacen en algún sitio, que puede ser una habitación, un salón de actos, un teatro, un estadio o un lugar al aire libre. Las asambleas tienen un principio y un fin. Se suelen iniciar evaluando lo sucedido desde la asamblea anterior (si la hubo), leyendo el acta y valorando sus resultados, y se suelen acabar con la última votación o con la exposición de un punto de asuntos varios. En ese tiempo se ha de discutir el orden del día, y llegar a los acuerdos oportunos.

En la asamblea se nombra a la persona que preside la mesa, a la que toma las actas y a la que da la palabra. Estas figuras forman la mesa. La mesa acumula mucha capacidad de maniobra, porque presidencia dirige el debate, actas puede modificar los acuerdos, escribirlos a su antojo o hacer simples resúmenes de los acuerdos, y palabras puede cambiar el orden de las intervenciones.

El acta es el documento que recoge la crónica de la asamblea. Puede reflejar sólo los acuerdos y el horario, o puede añadir el resumen de las diversas intervenciones y el nombre de quien las defiende así como los incidentes habidos. En otras ocasiones son grabadas y transcritas cuando es de mucha importancia lo tratado.

La rueda es un procedimiento de exposición mediante el cual se da un tiempo breve a todos los participantes para que expresen su opinión, tras lo cual se puede consensuar un acuerdo o votar. La rueda sirve para romper el silencio inicial, o para favorecer a las personas más tímidas que de esta manera hablan, se sienten escuchadas y adquieren hábito asambleario.

Las asambleas pueden ser dirigidas, por grupos más pequeños de personas, que toman sus decisiones uno o dos días antes de que se celebre la asamblea (preparan la asamblea).

El público asistente a una asamblea tiene tendencia a votar más a quien dice la última palabra (de ahí el empeño en decirla). También se sabe que en una votación a mano alzada la gente suele votar posturas más radicales que si lo hace con voto secreto. Cuando se vota y se acuerda algo, la asamblea ha de dejar claro cuál es el acuerdo y quién se responsabiliza de llevarlo a cabo.

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