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viernes, 4 de julio de 2014

Anarquía y Educación

Si el socialismo en general ha dado gran importancia a la educación, para el anarquismo en particular ha sido siempre uno de sus grandes ejes de actuación.

Teóricamente el anarquismo no ha planteado pedagogías entendidas como teorías de la educación originales, pero siempre ha estado al corriente de las novedades en la materia y ha sabido tomar como propias aquellas que le eran más afines, adaptándolas a su carácter particular.

Educación Integral

La educación integral. Es contrapuesta a una preparación selectiva, y a un modelo que tiene como horizonte de justicia y equidad la igualdad de oportunidades; es decir, cuya máxima aspiración es que se perpetúen las desigualdades, pero que todos tengamos la misma probabilidad de estar en una u otra posición. Frente a ello el anarquismo señala que la división social se sirve de la existencia de dos enseñanzas:

Una orientada al trabajo intelectual (y que prepara a las clases dirigentes) y otra más básica de tipo fundamentalmente técnico y de asimilación del orden establecido (y que lleva a ser un trabajador de a pie).

El anarquismo propugna un desarrollo de todas las capacidades del individuo, que posibilite tanto participar directamente en la producción, como dirigirla, que permita tanto discutir los aspectos filosóficos de una cuestión, como no echarse para atrás porque hay que doblar la espalda, tirar de paleta o azada. Y ello con vistas a una sociedad en que se combinen los trabajos físico e intelectual, de producción pura y de toma de decisiones y gestión.

En el anarquismo se plantea que debe ser el propio alumno el responsable en última instancia de decidir qué quiere aprender y cómo y cuándo hacerlo. También el que evalúe el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por ello y porque no se educa para competir en el mercado de trabajo, se rechazan los premios y los castigos en general, y las notas en particular.

Los anarquistas comienzan con una crítica a la educación tradicional  ofrecida por el capitalismo, tanto en su aparato estatal de educación  cuanto en las instituciones privadas, normalmente mantenidas y regidas por órdenes religiosas. La propuesta anarquista de educación va a procurar trabajar con el principio de libertad, lo que abre dos vertientes de comprensión y de acción diferenciadas: una que entiende que la educación debe ser hecha a través de la libertad, y otra que considera que la educación debe ser hecha para la libertad; en otras palabras, como decíamos atrás, una toma la libertad como medio y la otra como fin.

La escuela es un instrumento de adoctrinamiento que no solo uniformiza e inculca valores directamente, sino que justifica el hecho de que existan dirigentes y dirigidos, dependiendo del éxito que se haya tenido en ella. Además está estadísticamente demostrado que lo bien que nos vaya en la escuela depende principalmente de nuestro entorno (sobre todo del nivel cultural y económico de nuestra familia).

La escuela generaliza la idea de que ella es el único medio educativo válido. De que si tras un aprendizaje no hay un título con un sello oficial, de poco nos puede valer. Lo interiorizamos a pesar de que casi todos hemos aprobado asignaturas sin haber aprendido nada, pero habiendo perdido un tiempo precioso, y también asimilado enseñanzas vitales para nosotros sin necesidad de colegio ninguno.

Los anarquistas, coherentes con su crítica al Estado, jamás aceptarán esa educación ofrecida y gestionada por dicho Estado; por un lado porque el Estado desde luego utilizará este vehículo de formación e información que es su educación para esparcir las visiones sociopolíticas que le resultan de interés.


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